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1/26/2010

EL DESENLACE NEOLIBERAL: TRAGEDIA O RENACIMIENTO


Este libro estudia el reacomodamiento del orden internacional en sus dimensiones económicas, políticas, sociales y culturales que se produce por la instrumentación del neoliberalismo y de los atentados terroristas del 11 de septiembre 2001.

La globalización es irreversible y es un proceso más amplio que el neoliberalismo.

La globalización ha sido, según el autor, un pacto mundial ad hoc para desarrollar el ideal de libre comercio y su papel civilizador descrito por Adam Smith, en sinergia con la visión de la Aldea Global de Mc Luhan, quien predijo que las comunicaciones harían de la humanidad un mundo pequeño e interconectado.

El neoliberalismo, lo visualiza el autor, como la primera etapa y el instrumento privilegiado que usaron los gestores y operadores de dicha globalización: el G7, Wall Street y el Foro Económico Mundial (FEM), los think tanks de la élite estadounidense y los magnates de los media, el FMI, el BM, la OMC, el PNUD, las clases políticas de los países industrializados. Desventuradamente, ellos le dieron el enfoque estrictamente comercial y financiero, en contravía de las expectativas de las sociedades civiles.

El libro, que consta de cuatro capítulos, muestra los hechos, las falacias y las oportunidades que produjo la instrumentación del neoliberalismo como primera fase de la globalización y que le dio única prelación a la eficiencia y dejó relegados un conjunto de contenciosos: La adhesión a la Corte Penal Internacional, la discordia entre Europa y Estados Unidos ha estancado el Pacto Global Anticorrupción; el Protocolo de Kyoto; la Cooperación internacional y la lucha contra el hambre; la lucha contra el Sida y el acceso a medicamentos; los subsidios a las exportaciones agrícolas; los acuerdos en materia de la biotecnología entre EUA, la UE y la ONU; la prioridad marginal que tienen dichos contenciosos en las Agendas de los hombres de negocios más ricos.

Para que la globalización tenga éxito y se consolide en el siglo XXI es inaplazable poner en marcha una segunda etapa que esté fundamentada en el desarrollo social. Las élites dirigentes internacionales y nacionales deben enfrentar con decisión y con la participación de la ciudadanía los graves problemas de inseguridad y de violencia, de fragmentación social y pobreza, así como la acción depredadora que la corrupción ejerce en los países, y que pone en jaque a la justicia y a la democracia.

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