Prólogo del libro
Siempre, con 1.025 ritmos
folclóricos, “el país de los mil ritmos”, la música y el baile: aguabajo,
bambuco, bullerengue, bunde chocoano, bunde tolimense, calipso, chandé,
contradanza, cumbia, currulao, chichamaya, danza, galerón, guaracha, guabina,
guaneña, joropo, mapalé, merengue, merecumbé, pasaje, pasillo, porro, pregón,
rajaleñas, sanjuanero, seis, torbellino, vallenato, carranga, música popular
colombiana[1] …, salsa, rock colombiano,
jazz colombiano, música clásica…
Antes y ahora… hay crisis
naturales de violencia intempestiva y dramática con daños incalculables
(inundaciones y terremotos, cambio climático y tsunamis, epidemias) y crisis
seculares de perversión de la mentalidad con decadencia gradual de las
instituciones originadas por la codicia y el fraude, la Corrupción, Captura y
Cooptación del Estado (Co, Ca y Coop E) y la violencia (la violación de los
derechos humanos, los ataques contra la libertad de expresión y la libertad de
prensa, los daños morales, los genocidios y las grandes estafas financieras/bancarias,
por ejemplo).
Las ciencias físicas, la
geología y el análisis de riesgos, la ingeniería, la economía, la medicina, la
epidemiología y la genética distinguen las primeras proponiendo estrategias de
mitigación y de prevención de sus efectos; la teoría de la justicia y la
ciencia política, la economía y la psicología comienzan a comprender las
segundas, sin controlarlas a mediano y largo plazo.
Estamos en Colombia en la
época de superposición de las crisis y el agravamiento de las segundas, en
donde la Co, Ca y Coop E se han convertido en el delito perfecto de los
políticos, los funcionarios y el sector privado en clara colusión con los
grandes banqueros, disfrazados de demócratas, defensores de la libre empresa y
servidores del pueblo.
Las fuerzas de
ocupación de la democracia (jefes políticos corruptos, narcotraficantes,
guerrilleros, paramilitares y grandes terratenientes...) han encontrado una coartada
irrefutable legal y moralmente nefasta: al dejar de disparar, mantienen la
estabilidad del sistema político corrupto y comparten el poder con las élites
que lo ostentan. Exigen que se les dé parte sustantiva del poder o hay guerra. Si
no hay cooptación, hay guerra, pero si la hay, no son leales y continúan
delinquiendo frente a una sociedad civil, secuestrada por ellos, indignada,
aterrada y simulando comprender y aceptar a los falsos arrepentidos. Se ha
creado un nefasto intercambio de impunidades.
Esta lógica perversa hace
que los criminales se conviertan en jueces y hombres de Estado y los ciudadanos
y la sociedad civil, en dóciles secuestrados.
El propósito de este
ensayo es comprender los tiempos actuales de Colombia, lo que ha de constituir
su identidad adaptativa y estratégica vista como esencia, existencia o
excelencia (benchmarking), en construcción frente a estas crisis. Ser
ciudadano colombiano, honesto y democrático, innovador y global es una dura
misión, un acto de fe y a veces misión imposible. Los comportamientos y los
rituales individuales están alineados para el uso de la astucia, el fraude y la
mentira, la violencia y el cinismo.
La lucha incesante del
presidente Santos para ingresar a la OCDE, reconocimiento que alcanzó el 25 de
mayo de 2018, por la vía de ostentar formar parte del club de buenas
prácticas en gestión pública y logro de indicadores sociales, compensa
políticamente el defecto de esencia, es decir, la exclusión social que no
logró integrar, sino cooptar, grupos étnicos y culturales y el rechazo
existencial de la historia nacional como secuencia de guerras civiles, de
luchas políticas de mentiras y engaños.
Son pocas las situaciones
nacionales en que ha existido una evolución holística en que se hayan tenido
círculos virtuosos de construcción de la identidad que incluyan en su orden
la esencia, la existencia y el benchmarking. En general, el estado de
guerra permanente durante el siglo XX creó una gran frustración en la
existencia. La mayoría de los países europeos han fundamentado su identidad en
la esencia y en el benchmarking.
La gran oportunidad que
ha ofrecido el Acuerdo de Paz ha terminado en que las élites corruptas, las
fuerzas de ocupación de la democracia, la hayan despilfarrado por su codicia y
las decisiones de quedar todos, los mismos con otras máscaras, amarrados al
poder para saquear el Estado y violar la democracia. Como lo señalé en mi
artículo “Cierre democrático o aplazamiento estratégico”[2], son más los indicios de
que prevalece el aplazamiento estratégico sobre el cierre democrático, como
está aconteciendo.
Las preguntas principales
de este ensayo para estudiar la identidad compleja de Colombia son claras; las
respuestas interesantes, pero no concluyentes:
❏ ¿Tiene Colombia identidad como esencia,
existencia o benchmarking?
❏ ¿Cómo se lee la identidad de Colombia
desde adentro y desde afuera y de qué manera está integrada a la economía-mundo?
❏ ¿Qué tanto se disimula, miente o
justiprecia la identidad por parte de sus ciudadanos al usar valores de superficie,
escondidos o profundos?
❏ ¿Qué tipo de identidad prevalece en
Colombia teniendo en cuenta la calidad de la democracia (ciudadanía,
meso-identidad, regionalismo, Estado-nación...)? ¿Existe una combinatoria de
identidades, una identidad estratégica compleja?
❏ ¿De qué manera se gobierna la
diversidad cultural a corto y largo plazo? ¿Como agresiva religión
política? ¿Como sistema clientelista de reparto de recursos o como visión
universal de derechos y deberes ciudadanos para lograr la unidad de la nación?
❏ ¿Cuál es el modo o patrón de ajuste
cultural de Colombia frente a las crisis (por la población, el territorio,
la política económica, las instituciones o la justicia)?
❏ ¿Cómo actúan y qué tipo de solidaridad
tienen los colombianos en las catástrofes?
❏ ¿Cuál es el concepto de la laicidad,
del territorio y de la memoria histórica y qué conflictos hay alrededor de
ellos?
❏ ¿Cuáles son los factores materiales e
inmateriales del poder en Colombia y cuál es el papel de los valores
republicanos y su relación con el multiculturalismo?
❏ ¿Cuál es el grado de conciencia que se
tiene sobre el mestizaje espiritual y genético y su configuración regional?
❏ ¿Cuál es el perfil del gobernante, se
gobierna por el bien común o por los intereses de grupos financieros y
económicos, lobbies, clase o región, familias o delfines?
❏ ¿Cómo nació la triple sociedad (Cooptada
[C], No Cooptada [NC] e Ilegal- Criminal [IC]) y cuál es su peso, importancia y
actuación en Colombia?
❏ ¿Tenemos una aristocracia política
hereditaria que compite, interactúa y gobierna con fuerzas informales e
ilegales IC?
❏ ¿Qué tipo de cooptación instrumentan las
élites nacionales y locales y los poderes dinásticos y cómo inciden en la
gobernabilidad?
❏ ¿Cómo actúan las fuerzas de ocupación
de la democracia (jefes políticos corruptos, narcotraficantes, guerrilleros,
paramilitares y terratenientes…)?
❏ ¿Cómo nació el narcotráfico y de qué
manera se combate y se legitima?
❏ ¿Cuáles son los principales mesocontratos
en Colombia en el orden nacional, territorial y local y de qué manera controlan
el poder y frenan el emprendimiento?
❏ ¿De qué manera funciona la Corrupción,
Captura y Cooptación del Estado (Co, Ca y Coop E) y cómo frena el
multidesarrollo y mina la legitimidad del sistema político y económico?
❏ ¿Cómo es la desigualdad y de qué manera
produce violencia pese a la reducción de la pobreza? ¿Obedece a la lucha de
clases, multicultural o de centiles?
❏ ¿Qué importancia tiene la concentración y
la centralización del poder político, económico y financiero y de los media?
❏ ¿Está politizada la justicia y de qué
manera la impunidad produce y perpetúa la violencia inercial?
❏ ¿Existe una mentalidad consuetudinaria de
búsqueda de El Dorado que perpetúa la violencia inercial? ¿Cómo se produce un
cambio de mentalidad?
❏ ¿Ha habido gerencialismo sin desarrollo
por el atraso de la ciencia, la tecnología e innovación?
❏ ¿Por qué Colombia no ha tenido nunca una
visión prospectiva de largo plazo?
❏ ¿Existe un sueño colombiano?, ¿cuál es el
papel de los intelectuales, artistas y literatos, economistas, ingenieros y
científicos… para crearlo?
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Así, este ensayo no
pretende ser una visión histórica de Colombia ni analizar en profundidad los
temas políticos y económicos, regionales y ambientales, culturales y
psicológicos. Hemos querido mostrar una visión compleja y sistémica de
las fuerzas que nos unen y de aquellas que nos separan, sin pretender sacar un
resultado contable que vaya más allá de las percepciones y de las evidencias
que aquí se presentan, que están basadas en autores reconocidos en el orden
nacional y latinoamericano.
Es más, un ensayo que
pone en evidencia las regularidades y consecuencias de los comportamientos
morales de los colombianos en diferentes instituciones, territorios y épocas
de nuestra historia. Siempre con una visión abierta, horizontal y
holística. Busca hacer explícito cómo se ha “fabricado” la identidad
colombiana (esencia, existencia y benchmarking), de qué manera actúan
factores estructurantes de dicha identidad tales como el territorio, la
diversidad y la historia, la población y la economía política, el Estado, la
cultura y la sociedad y el equilibrio inestable que Colombia ha tenido “hacia
adentro y hacia afuera” en la economía-mundo.
Sobresalen, entre estos factores
estructurantes, la captura violenta de la tierra y el mito de El Dorado (en
pos del oro y del territorio), la Corrupción, Captura y Cooptación del
Estado (Co, Ca y Coop E) como acto fundacional permanente y sistémico en toda
la historia colombiana, la democracia manipulada por sus fuerzas de ocupación
corruptas e ilegales, la extrema politización de la justicia y la sociedad
excluyente, formalista y ensimismada de la Colonia (como lo advirtió nuestro
nobel García Márquez), que se manifiesta por la extrema fragmentación social
(C, NC e IC).
Y, en la actualidad,
vemos una sociedad bloqueada, polarizada y corrupta, cuya crisis se
profundiza y manifiesta como un conjunto de juegos de suma cero que
describen una situación en que la pérdida o ganancia de un participante o actor
(político, económico, social o ambiental), se equilibra con exactitud con las
pérdidas o ganancias de los otros participantes. Se cumple con las teorías de
Pareto, Von Neumann y Nash, y el teorema de la imposibilidad de Arrow.
Estos juegos de suma cero
se escenifican principalmente en los sectores agrario, fiscal, de justicia,
calidad de vida, la protección social y salario mínimo, la seguridad y el
control diferencial del Estado en el territorio.
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Rubén Darío Utria
comenta:
Este nuevo libro del
destacado académico Édgar Revéiz es un sentido, objetivo y desafiante
testimonio intelectual de la angustia y la frustración que afecta hoy a los
colombianos de buena fe. Constituye una profunda y documentada reflexión sobre
el complejo y sistémico conjunto de crisis del país que la pandemia del
covid-19 y el reciente estallido social -aún en espera de respuestas y soluciones-
han dejado al descubierto en la conciencia ciudadana en todo el territorio
nacional.
Reflexión que se extiende
a casi todos los aspectos coyunturales y estructurales de la sociedad nacional
y su trayectoria histórica -que el autor considera como “un viaje
melancólico al pasado”- y particularmente con el desconcertante desempeño
de las instituciones, los políticos y las élites, que condujo a la
fragmentación de la sociedad, la captura del Estado por parte de los políticos;
así como a la claudicación ante la violencia, la impunidad, la corrupción y el
narcotráfico. También a la institucionalización del odio, el rencor y la
confrontación fratricida, como religión y doctrina de partido.
Pero este libro va más
allá del odio. Con un enfoque multidimensional y sistémico, y con base en un
extenso y detallado sustento bibliográfico, estadístico y académico el autor
analiza el lamentable transcurso histórico del país y el trágico desempeño de
quienes llama “las fuerzas de ocupación de la democracia”, en su propósito
de mantener anclado el país en el pasado y al margen de las transformaciones y
avances de otras características similares. También, ejerciendo el saqueo del
Estado, descuidando los recursos naturales, soslayando el acceso a sus dos
océanos, permitiendo los desmanes de la minería y consintiendo el narcotráfico.
Y, sobre todo, despreciando la capacidad creadora de sus gentes, subestimando
los beneficios de la industrialización, condenando a la pobreza y la
informalidad a la mayoría de los colombianos, relegando gran parte del
territorio al atraso, desatendiendo su defensa en los contenciosos
internacionales, y muchas falencias más. Todo ello conservando el clima de
violencia y la renuencia a la paz.