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9/14/2016

LOS RETOS DEL CIDER Y DE LOS EGRESADOS EN EL POSACUERDO

Presentacion del Dr Edgar Reveiz durante la ceremonia de graduación- Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo (CIDER

Agradezco a la Universidad de los Andes, a las directivas y profesores del CIDER, el honor que me han hecho al escogerme para que me dirija a ustedes en esta ceremonia de graduación, cuando el CIDER está próximo a cumplir 40 años de su fundación.

Siempre he estado comprometido con este centro desde su creación, a la cual contribuí como profesor, decano de la Facultad de Economía y director del CEDE de la Universidad de los Andes.
Ahora, permítanme ustedes tratar dos temas fundamentales: 

1) el CIDER pionero de la planeación regional en Colombia y 
2) los retos del CIDER y de los egresados en el posacuerdo.




1. El CIDER pionero de la planeación regional en Colombia

Efectivamente el CIDER fue pionero de la planeación regional y nació como un proyecto de colaboración entre los profesores de las facultades de economía, ingeniería, ciencia política, administración y arquitectura de la Universidad de los Andes, dentro del marco de un convenio celebrado entre esta Universidad y el Instituto de Estudio Sociales de la Haya, Holanda ISS, en el periodo académico 1977- 1978.

No voy a detenerme en las condiciones que rodearon la creación ni en el enfoque que tuvimos quienes diseñamos los programas y su rico proceso de emergencia en la Universidad durante 40 años, pues este lo describí en un artículo denominado “El CIDER: modelo de investigación y docencia para el desarrollo regional y la descentralización” que está próximo a salir en un libro de la Universidad.
Quiero sí recordar algunos de sus más importantes logros, como ha sido la formación de más de 1900 egresados que han enriquecido, conjuntamente, con otros programas universitarios, la visión, la teoría y los métodos del desarrollo territorial, incorporándole las dimensiones de medioambiente, equidad, género y desarrollo, instituciones y conflicto.

Hoy, en 2016, el programa se diversificó y adaptó a las necesidades del mercado regional y urbano; cuenta con una maestría en estudios interdisciplinarios sobre el desarrollo; una especialización en Estado, políticas públicas y desarrollo que, desde 1997, ha formado más de 350 egresados; una especialización en gestión regional de desarrollo, que desde su creación, ha graduado más de 124 egresados y una especialización en Organizaciones, responsabilidad social y desarrollo, que surgió en 2005 y en la actualidad ha formado más de 168 egresados. Este resultado ha sido posible gracias a que el CIDER ha contado con la capacidad intelectual e institucional de importantes intelectuales vinculados a universidades de Colombia y del extranjero.

A este logro debe agregarse el gran número de investigaciones que ha realizado el CIDER durante su existencia, que comenzó con la investigación germinal que hicimos desde su fundación en colaboración estrecha con el programa SIPUR (Sistema Integral de Planificación y Regional) y el DNP sobre el Desarrollo regional integrado para la costa atlántica.    
      
2.      Los retos del CIDER y de los egresados en el posacuerdo
Debo hacer énfasis en la oportunidad y responsabilidad que tiene el CIDER y ustedes como egresados, en la construcción del instrumental para que la paz llegue a feliz término, cuya refrendación del Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, que no pongo en duda, será aprobada en el plebiscito del 2 de octubre.
Esta es una gran ocasión para consolidar el desarrollo regional, ya que los acuerdos por la particularidad de Colombia, deben hacerse principalmentedesde el territorio.
Quiero poner a consideración de ustedes algunos de los aspectos claves que deben tenerse en cuenta con la nueva realidad política.

a.    Hacia un nuevo campo colombiano: reforma rural integral.
Esta es la coyuntura para dar solución al viejo problema del acceso y uso de tierras improductivas, la formalización de la propiedad, la frontera agrícola y la protección de las zonas de reserva dentro del marco de la Constitución de 1991. Los planes nacionales para la reforma rural integral deberán hacerse coherentes con los planes departamentales y con los POT.

b.    El Ordenamiento territorial del siglo XXI, como está expuesto en mi libro “El Estado estratega para el ordenamiento territorial”,debe contemplar una estrategia que se refiera tanto al espacio como al territorio, este último como parte del primero.

Dicho enfoque responde a la gran complejidad de la globalización y a que buena parte de los recursos de la nación tienen que ver con el territorio, como lo define el artículo 101 de la Constitución:

“El subsuelo, el mar territorial, la zona contigua, la plataforma continental, la zona económica exclusiva, el espacio aéreo, el segmento de la órbita geoestacionaria, el espectro electromagnético y el espacio donde actúa, de conformidad con el derecho internacional o con las leyes colombianas a falta de normas internacionales”  (CPC, Artículo 101[1]).

La visión de Colombia debe ser global y no parcial. Los intereses nacionales deben estar por encima de los conflictos de minorías por las regalías y de las luchas partidistas que le hicieron perder 71 000 kilómetros cuadrados de mar territorial a Colombia en San Andrés y Providencia.

c.       Una política nacional de ordenamiento territoriales indispensable poner en marcha, que tenga la virtud de definir los usos de la tierra a nivel nacional e instituir un conjunto de instrumentos administrativos e incentivos territoriales para lograr el desarrollo ordenado del país, que permita reconstruir las zonas más afectadas por el conflicto, al mismo tiempo quedesarrolle la competitividad nacional de otras regiones para la globalización. Esta estrategia fue utilizada en la posguerra en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.

El POT tiene la ventaja de enmarcar las actuaciones del Estado y de los entes territoriales a través de una estrategia nacional,que debe balancear el poder regional con el nacional, ya que no se puede fortalecer lo local, debilitando lo nacional o fortalecer lo nacional agotando lo local.

El Estado, por su parte, debe cumplir urgentes funciones complementarias que movilicen a la nación y sean jurídicamente viables así:

“la organización territorial del Estado que en cooperación con la sociedad civil actúa vigorosamente, con transparencia, legitimidad y legalidad, para corregir las disparidades territoriales y sociales  –el Estado providencia–, potencia el liderazgo de Colombia y la competitividad en la economía mundial –el Estado estratega–, fortalece la democracia y la descentralización en el orden local y protege los derechos humanos fundamentales –el Estado protector–preservando los valores multiculturales y el medio ambiente en la ocupación de la población sobre el territorio y el espacio nacional, en una sociedad expuesta a riesgos variables y crecientes –el Estado regulador de riesgos[2]

d.      Colombia es un Estado social de derecho, según la Constitución de 1991, organizado en forma de república unitaria descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respetode la dignidad humana, en el trabajo y solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general (Artículo 1).

El reconocimiento multicultural en Colombia es una riqueza nacional, pero ha llevado a que los principios republicanos de libertad, igualdad y fraternidad en los cuales prevalece la igualdad de los ciudadanos ante la ley, una sola ley, basada en los derechos universales a servicios públicos mínimos según el PIB per cápita de cada país, sean recibidos en igualdad de condiciones por todos los ciudadanos, esté vulnerado.

El multiculturalismo no puede violentar el principio republicano. En muchos países, el multiculturalismo se ha convertido en una religión política, que ha creado graves problemas a la unidad nacional e irreparables conflictos internos[3].

La lucha de clases ha sido reemplazada por el conflicto multicultural y más recientemente por la lucha o conflicto de los centiles, a lo que ha conducido los extremismos del modelo neoliberal.

Debe evitarse un modelo extremo que ha propagado el clientelismo y la corrupción más nefastos, como es competir por los fondos públicos a través de una lucha feroz por regalías, Sisbén (más de 35 000 000 millones de Colombianos) y recursos del Estado, partiendo delos tejidos de raza, minorías étnicas, marginados, orientación sexual y religiosa, habitantes de calle…

Un modelo que equilibre los valores republicanos con la realidad multicultural, sin que ésta se convierta en religión política, es fundamental para aclimatar la paz a largo plazo y destruir las estructuras clientelistas y corruptas que minan a Colombia.Una nación no es un conjunto de “encierros humanos” en los que no se comunican unos con otros, como se registra enlos conjuntos residenciales de las ciudades, en las organizaciones territoriales criminales y con los señores de la guerra que no permiten la libre circulación regional, las zonas de reserva campesina, las ZIDRES,…vistas como entidades defensivas.

La organización social deseable debe tener en cuenta el margen que proporciona la realidad tributaria, proyectada a30 años, para satisfacer de manera universal unos servicios de educación, salud y medio ambiente, acordes con el desarrollo nacional yvista desde el ángulo de los deberes y no solo de los derechos.  Este modelo podrá generalizar las interesantes políticas de padrinazgo compensatorioque se adelantan como aquella de Ser pilo paga, programa que permitirá en gran escala fortalecer el desarrollo regional.

Para financiar e instrumentar un modelo como este se requiere de “ciudadanos verdaderos”, que paguen sus impuestos con estándares de la OECD. Y la participación decidida de las Universidades en apoyar en el territorio la lucha contra la corrupción. Podría, entre otras iniciativas, crearse cátedras electivas en las Universidades para los estudiantes que cursen semestres avanzados para que funcione como una auditoría interdisciplinaria administrativa y fiscal de todos los proyectos que estén en el banco de proyectos y que sean financiados con el uso de regalías. Estas prácticas generarían créditos académicos a los estudiantes.

e.       Una política territorial para promover la actividad productiva, particularmente la agricultura y la industria, el turismo y la logística, es necesaria para reconstruir el país desde el territorio.

Otros países han mostrado que con estrategias de polos de competitividad es posible integrar y desarrollar el territorio, a través de proyectos concretos, que unan los intereses de pequeños y grandes empresarios, las universidades, los centros de investigación,los entes territoriales si se creanlos polos que respondan a las ventajas competitivas de las regiones. El modelo de entregar los fondos de ciencia y tecnología a los gobernadores y a los OCAD, ha fracasado por la politiquería. Se requiere, pues, una política industrial territorial, más allá de la política industrial ventrílocua que parece tener el Gobierno Nacional.

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En conclusión, para obtener la paz estable y duradera se requiere desarrollar dos puntos que no están contemplados en los acuerdos: la estrategia nacional de ordenamiento territorial y la lucha frontal contra la corrupción.

Felicito de manera muy especial a los egresados,a los padres de familia y a los profesores del CIDER y de la Universidad por el gran esfuerzo conjunto y silencioso que han realizado para que 55 nuevos egresados entren a su vida profesional con la esperanza de una paz estable y duradera.




[1][1], página 54 del Estado estratega para el ordenamiento territorial
[2] página 48 del Estado estratega para el ordenamiento territorial
[3]Bock-Côté, M. (2015). Le multiculturalismecommereligionpolitique. Gallimard.

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